He aprendido mucho, de los maestros más inesperados. Una de esas lecciones valiosas para mi, es que la vida realmente es…..sencilla.
A pesar de haber aprendido esta lección con los niños que me han rodeado a través de los años, fue un grupo de jóvenes con el Síndrome de Down de una serie que vi, los que reforzaron este concepto para mi.
Nosotros somos quienes nos complicamos. Si solo pudiéramos aprender de la inocencia de los niños y no de aquellas personas que se han dejado influenciar por una sociedad de cultura fría. Si solo pudiéramos encender esa llama de humanidad de nuevo. Si solo pudiéramos prestarnos más atención el uno al otro, en vez de darle esa atención a nuestros dispositivos electrónicos y juguetes. Cuan diferente podría ser la vida, si tan solo aprendiéramos los secretos de la sencillez.
Hoy, volvamos a nuestros principios. Pidamos perdón y demos perdón, riámonos, bailemos, vivamos y amémonos el uno al otro.
EscritorDeCorazon.com